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Fluorescencia

La fluorescencia es un proceso de interacción entre la radiación y la materia, en el cual un material absorbe energía de una fuente específica y muy rápidamente emite luz, cuya energía es menor que la de la radiación que ha absorbido.

La emisión de luz ocurre dentro del orden de los nanosegundos después de la absorción de luz, que es típicamente de longitud de onda corta. La diferencia entre la longitud de onda de excitación y la emitida, hace que la fluorescencia sea tan potente. Cuando filtramos completamente la luz de excitación, sin bloquear la fluorescencia emitida, solo es posible ver los objetos que son fluorescentes (Lichtman & Conchello, 2006).

Este proceso, que se produce en moléculas conocidas como fluorócromos, y más específicamente en los fluoróforos, que son sus partes activas, consta de tres pasos:
1. Excitación por un fotón.
2. Conversión interna de energía.
3. Emisión de un fotón de menor energía, que puede repetirse indefinidamente mientras la molécula conserve su estructura original.

La emisión de luz ocurre dentro del orden de los nanosegundos después de la absorción de luz, que es típicamente de longitud de onda corta. La figura muestra la absorción y emisión de luz por un fluorócromo.
Fluorescencia

Absorción y emisión de luz por un fluorócromo

Para que se produzca la emisión de fluorescencia es necesario que el fluorócromo absorba energía de una longitud de onda específica. Esta fuente de energía es siempre menor en el espectro de radiación y más energética que la luz que emite con longitud de onda mayor, pero menor nivel energético.
Fluorescencia

Modelo tridimensional de la proteína verde fluorescente (GFP)
Imagen tridimensional de la proteína verde fluorescente y la estructura molecular del fluoróforo. Tomado de (Hodis et al. 2013. “Green Fluorescent Protein”, Proteopedia, DOI: https://dx.doi.org/10.14576/100139.1834778)
Fluorescencia

Ubicación del cromóforo en la proteína verde.
Vista superior: representación esquemática de la ubicación del fluoróforo 4- (p-hidroxibenciliden) -imidazolidin-5-ona.

Fluorócromos

Los fluorócromos son moléculas capaces de producir fluorescencia cuando absorben radiación de longitud de onda específica. En algunos casos suelen ser proteínas, con péptidos inestables o fluoróforos. Estos son responsables de la respuesta de la proteína a la absorción de energía y emisión de fluorescencia. Son moléculas heterocíclicas polinucleares que contienen nitrógeno, azufre y, u oxígeno, con sistemas de electrones deslocalizados que les permiten unirse a una especie biológica.


Fluoróforo

Es el dominio estructural o región específica del fluorócromo que es capaz de exhibir fluorescencia (Olympus, 2012). El electrón del orbital más externo en la molécula, determina su eficiencia como compuesto fluorescente y la longitud de onda de la absorción y la emisión. Cuando un compuesto fluorescente, en su estado fundamental, absorbe energía de la luz, pueden ocurrir alteraciones en los estados electrónicos, vibracionales y rotacionales de las moléculas. Esta energía a veces mueve un electrón a un orbital que está, en promedio, más alejado del núcleo. Esta transición, y la excitación, ocurren muy rápidamente (en fentosegundos). Por lo general, el estado de excitación también pone en movimiento vibraciones moleculares en las que las distancias internucleares varían con el tiempo, de manera que toda esta energía absorbida se elimina finalmente. La relajación vibratoria y la emisión de fluorescencia son las principales formas en que el fluoróforo regresa a su estado fundamental de baja energía (Lichtman & Conchello, 2006).

Un buen ejemplo de esto son las proteínas verdes fluorescentes (GFP)―FFig. 5, Modelo tridimensional de la proteína verde fluorescente (GFP)―. La GFP es un polipéptido bioluminiscente que consiste en 238 residuos aislados del cuerpo de la medusa Aequorea victoria. La GFP convierte la quimio luminiscente azul de la aequorina en las medusas, en luz verde fluorescente. No está claro por qué estas medusas usan la fluorescencia, por qué el verde es mejor que el azul, o por qué producen una proteína separada para la fluorescencia verde en lugar de simplemente mutar la aequorina presente para cambiar su longitud de onda; pero, en el laboratorio, la GFP puede ser incorporada a una variedad de sistemas biológicos para funcionar como una proteína marcadora.

Desde su descubrimiento en 1962, la GFP ha desempeñado un papel importante en la investigación como una herramienta para monitorear la expresión de genes, la localización celular, la movilidad de proteínas, el tráfico intracelular y las interacciones entre varias proteínas de membrana y citoplásmicas, así como muchas otras. La ubicación del cromóforo (Fig. 6) consistente de un péptido o cromófobo resultante de la ciclación espontánea y la oxidación de la secuencia -Ser65 (o Thr65) -Tyr66-Gly67-, requiere el pliegue de la proteína nativa tanto para la formación como para la emisión de fluorescencia (Hodis et al. 2013).

Dentro del sistema de barril de la proteína verde fluorescente (GFP). Vista inferior: el fluoróforo está formado por tres residuos amino (Ser65Tyr66Gly67) de (Hodis et al. 2013).
Fluorescencia

Autofluorescencia en tejidos vegetales / Fluorócromos naturales y artificiales.
Corte transversal de un alga roja, Eucheuma sp. El color rojo es natural e indica la autofluorescencia producida en los plastidios ubicados en la capa más externa de la pared del alga. El color azul es artificial, indica la matriz teñida con Dapi, un tinte fluorescente desarrollado para acoplarse a ácidos nucleicos. Fotografías tomadas con un microscopio confocal Olympus FV 1000. Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales-Panamá.

Clases de fluorocromos

Los fluorócromos se dividen en dos clases: los fluorócromos naturales y los artificiales. Los fluorócromos naturales se encuentran en estructuras biológicas y otros materiales. Los artificiales, o sintéticos, se agregan a una muestra que no posee la propiedad de fluorescencia. En la figura vemos, en el tejido vegetal, autofluorescencia producida por fluorócromos naturales y artificiales. Observamos un corte transversal de un alga roja, Eucheuma sp. En rojo natural podemos ver la autofluorescencia de plastidios ubicados en la capa más externa de la pared del alga, y en azul vemos la fluorescencia artificial en la matriz que ha sido teñida con Dapi, un tinte fluorescente desarrollado para acoplarse a ácidos nucleicos. Los ejemplos típicos de fluorócromos artificiales incluyen naranja de acridina, fluoresceína y tetrapirrol en clorofila (Olympus, 2012).

El fenómeno de la fluorescencia ha sido bien empleado en estudios del funcionamiento de sistemas biológicos. Por ejemplo, a partir de la fluorescencia de las clorofilas, se han desarrollado técnicas que permiten hacer un seguimiento al proceso de fotosíntesis en general y evaluar daños por estrés que pueden causar pérdida de productividad en plantas cultivadas. Además, la fluorescencia se emplea en diferentes estudios, como fisiología de la fotosíntesis, ecofisiología, biología marina y acuática, horticultura, agricultura, fisiología de poscosecha y genética (Hernández, 2013).

Las técnicas en fluorescencia mejoran el contraste en muestras para microscopía. También, por su sensibilidad, han reemplazado las técnicas basadas en el uso de marcadores radiactivos para la mayoría de las mediciones bioquímicas. Igualmente, permiten el análisis de imágenes a nivel celular y molecular, donde se pueden ubicar y cuantificar moléculas intracelulares, en algunos casos, hasta el nivel de detección de solo una molécula (Lakowicz, 2006).

La propiedad de la fluorescencia en determinados compuestos ha servido para desarrollar metodologías en el área de la microscopía, tales como la microscopía de fluorescencia y la microscopía confocal de barrido láser.